domingo, 22 de abril de 2012

Los pseudo académicos al poder

Cada cierto tiempo las universidades públicas renuevan sus rectores, decanos y jefes de escuela y/o departamentos, lo que genera no poca inestabilidad, expectativas, tranquilidad, promesas y desilusiones. Sin entrar a discutir en esta columna si se necesitan o no estos funcionarios, yo quisiera argumentar que hay una clase de individuos que han estado llenando estos cargos, podríamos decir más frecuentemente ahora que que antes, implantando un estilo de valores y conceptos distintos de los que supuestamente deberían gobernar la universidad.

El advenimiento de estos personajes, y sobre todo su aceptación, creo yo, radica en el paradigma de la corporación como un modelo de eficiencia y logro de resultados. Algunos creen, y quizá este número va en aumento, que la universidad debería ser gobernada como una empresa, y por individuos más pragmáticos que deliverativos, más autónomos que dependientes, más negociantes que argumentadores, en últimas más administradores que profesores. 

De los que he visto, en su gran mayoría no son sujetos particularmente interesados en disquisiciones intelectuales como lo fueran en su momento Darío Valencia y Jaime Restrepo Cuartas ex rectores de la Universidad de Antioquia, o Gerardo Molina, Antanas Mockus o Marco Palacio ex rectores de la Universidad Nacional. La nueva generación de profesores administradores es un tipo de personas que yo llamo pseudo académicos, pues se caracterizan principalmente por: la búsqueda de prestigio a través de los cargos directivos de la universidad y no a través de su labor docente, su aversión a dictar clase, o a dictarla solamente a audiencias que puedan ser aliadas en un futuro. Adicionalmente, el interés mínimo en estar personalmente envueltos en investigación, pero en decir que son investigadores cuando están aspirando a un cargo, y muy particularmente, el liderazgo clientelista y una ética que confesada o escondidamente valora más la cantidad que la calidad, y lo rentable por encima de lo necesario. En otras palabras,  la universidad para ellos no es una forma de vida, sino un medio de llegar al mundo de los poderozos sin hacer carrera en el sector privado.

Quizá estos individuos son la respuesta del sistema a las nuevas presiones a las que se ha venido sometiendo la educación superior en términos de recursos, o simplemente están allí dado que hay todo un esquema clientelista que cooptar, o son los administradores frustrados que por algún motivo no consiguieron trabajo o prosperaron en el sector privado. En todo caso, estos individuos hacen carrera minimizando lo que más puedan su trabajo académico, y maximizando vorazmente sus ideas y gobierno sobre la academia y los académicos. Los que lo logran, crean un verdadero esquema en el que las personas y porciones de las universidades tienen dueño, pervirtiendo el debate de ideas, premiando las lealtades bajo el reino de feudos dogmáticos.

Aunque sé que los pseudo académicos saben y sobreviven de mostrar resultados, en esencia son ellos los sepultureros del sistema universitario. La historia ha mostrado que las ideas migran a donde está la libertad.