miércoles, 20 de junio de 2012

La receta para tener una universidad pública violenta

Ante la violencia en las universidades públicas la prensa tilda a los estudiantes de desadaptados y vándalos. Tal vez la culpa sea del hecho de que algunos campus universitarios están diseñados para ofrecer todas las garantías a los que quieren fastidiar al estado ¿Son las universidades públicas de por sí violentas? ¿Se puede predecir en qué universidad habrá violencia?  

Lo primero es que en Colombia hay 32 universidades públicas. Y desde que los recortes y políticas cobijan a todas estas instituciones, uno podría esperar que la distribución de la protesta violenta fuese más uniforme en todas las regiones. Esto no es así. Ni siquiera esto ocurre al interior de las diferentes sedes de la Universidad Nacional. De hecho de las 32 universidades, la protesta se concentra especialmente en tres en Bogotá, dos en Medellín, una en Cali y una en Bucaramanga. En total 7 universidades de 32. Las más activas son la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, y la Universidad de Antioquia en Medellín, en las cuales estimo se concentra más del 60% de los actos violentos.  

Estas 7 universidades comparten varias características que las hacen muy atractivas: Primero, poseen las más altas poblaciones de estudiantes que en algunos casos están en condiciones de hacinamiento. El flujo de personas que ingresan o salen es tan alto en algunos momentos, que los controles de seguridad son inviables o prácticamente imposibles. Segundo, ellas están diseñadas como grandes parques temáticos cerrados al estilo Panaca o el pueblito paisa. Un problema local rápidamente afecta a todo el campus. Y si alguien hace algo contra alguien de afuera, rápidamente este puede salvaguardarse dentro de las mallas de la universidad. Y cuarto, y quizá la más relevante, es que están cerca de vías cuya obstrucción no solo genera un gran caos, sino que atrae la acción de las autoridades. Por ejemplo: en Bogotá las protestas de la Universidad Nacional bloquean la 26, mientras que las de la Pedagógica y Distrital, lo hacen en la  72 y la circunvalación respectivamente. En Medellín, las protestas en la U de A bloquean la avenida Barranquilla, y las de la  Universidad Nacional el punto cero. En Cali, la Universidad del Valle, se bloquea la avenida Pasoancho, mientras que en la UIS en Bucaramanca se afecta el flujo de dos vías. En síntesis, es fácil entrar, camuflarse, generar disturbios, salvaguardarse detrás de las mallas del campus, camuflarse y salir.  En una situación como la actual el estado va a necesitar de muchos recursos para poder prevenir o impedir los actos violentos.  

Quizá el problema podría disolverse sacando a las universidades públicas de la posición de punto estratégico. En muchos países universidades públicas y privadas  están radicadas en pequeñas localidades y los edificios de las facultades separados los unos de los otros por negocios, casas y parques. Propongo un experimento muy barato que pondría a prueba mi teoría, cierren la avenida Barranquilla en Medellín por un semestre académico y contemos cuántas protestas violentas se registran.