Ante la violencia en las universidades públicas la prensa tilda a los
estudiantes de desadaptados y vándalos. Tal vez la culpa sea del hecho de que
algunos campus universitarios están diseñados para ofrecer todas las garantías
a los que quieren fastidiar al estado ¿Son las universidades públicas de por sí
violentas? ¿Se puede predecir en qué universidad habrá violencia?
Lo primero es que en Colombia hay 32 universidades públicas. Y desde que
los recortes y políticas cobijan a todas estas instituciones, uno podría
esperar que la distribución de la protesta violenta fuese más uniforme en todas
las regiones. Esto no es así. Ni siquiera esto ocurre al interior de las
diferentes sedes de la Universidad Nacional. De hecho de las 32 universidades,
la protesta se concentra especialmente en tres en Bogotá, dos en Medellín, una
en Cali y una en Bucaramanga. En total 7 universidades de 32. Las más activas
son la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, y la Universidad de
Antioquia en Medellín, en las cuales estimo se concentra más del 60% de los
actos violentos.
Estas 7 universidades comparten varias características que las hacen muy
atractivas: Primero, poseen las más altas poblaciones de estudiantes que en
algunos casos están en condiciones de hacinamiento. El flujo de personas que
ingresan o salen es tan alto en algunos momentos, que los controles de
seguridad son inviables o prácticamente imposibles. Segundo, ellas están
diseñadas como grandes parques temáticos cerrados al estilo Panaca o el
pueblito paisa. Un problema local rápidamente afecta a todo el campus. Y si
alguien hace algo contra alguien de afuera, rápidamente este puede
salvaguardarse dentro de las mallas de la universidad. Y cuarto, y quizá la más
relevante, es que están cerca de vías cuya obstrucción no solo genera un gran
caos, sino que atrae la acción de las autoridades. Por ejemplo: en Bogotá las
protestas de la Universidad Nacional bloquean la 26, mientras que las de la
Pedagógica y Distrital, lo hacen en la 72 y la circunvalación
respectivamente. En Medellín, las protestas en la U de A bloquean la avenida
Barranquilla, y las de la Universidad Nacional el punto cero. En Cali, la
Universidad del Valle, se bloquea la avenida Pasoancho, mientras que en la UIS
en Bucaramanca se afecta el flujo de dos vías. En síntesis, es fácil entrar,
camuflarse, generar disturbios, salvaguardarse detrás de las mallas del campus,
camuflarse y salir. En una situación como la actual el estado va a
necesitar de muchos recursos para poder prevenir o impedir los actos violentos.
Quizá el problema podría disolverse sacando a las universidades públicas
de la posición de punto estratégico. En muchos países universidades públicas y
privadas están radicadas en pequeñas localidades y los edificios de las
facultades separados los unos de los otros por negocios, casas y parques. Propongo un experimento muy barato que pondría a prueba mi teoría, cierren la avenida
Barranquilla en Medellín por un semestre académico y contemos cuántas protestas
violentas se registran.
Tonces Sebas, tu análisis es interesante, pero para el experimento también habría que cerrar la avenida el ferrocarril y la regional. Además cerrar estas vías podrían también extender el campo de acción de los violentos, que en este caso podrían desplazarse hacia carabobo o hacia punto cero para decir que es la Nacional es la del pleito. Creo que el problema de la Violencia en las Universidades es mucho más complejo. Sólo como un ejemplo, yo veo las Universidades públicas como un país chiquito gobernadas por el mismo presidente del país donde se encuentran. En este sentido, esto nos da una imagen de la seguridad colombiana: Si el presidente no puede con las guerrillas y los grupos armados al interior de un recinto cerrado como lo es una universidad, como podemos esperar que puedan con los mismos grupos violentos en todo en el resto del país.
ResponderEliminarEstimado Carlos, comparto con vos el hecho de que para que el experimento sea completo se deberían cerrar además estas dos vías. Honestamente, no le quería pedir tanto a la gobernación. Además, el experimento también quería ver si efectivamente el foco de operaciones migra. Esto soportaría más la idea.
EliminarCon respecto a expandirse a Carabobo y mantener un bloqueo largo, lo veo muy difícil pues les tocaría salir una cuadra de la universidad, lo cual es correr muchos riesgos.
Lo que muy probablemente pueda pasar es que la violencia implote y se dediquen a atacar la misma universidad, o mejor dicho al bloque administrativo. Por esto se ha pensado que ellos se deberían mudar al paraninfo.
La idea central es que la estructura urbana de la universidad la hace muy vulnerable. Me gustaría identificar mejor estos elementos estructurales y tratar de prevenirlos.
Hola Sebas!!!
EliminarLo que planteas puede parecer a primera vista simplista, pero tiene un fondo de sentido "geopolítico" que vale la pena considerar.
De hecho la U. de A. tiene varias sedes (Zootecnia en Robledo; Facultad de Medicina) y en las otras sedes los problemas de orden público son mínimos.
Lo que planteas no va a mejorar la calidad de la educación pública, ni va a reducir los problemas de convivencia interna; pero sí puede ayudar a reducir la utilización de la Universidad Pública como "retaguardia segura" de aquellos que creen en la "dialéctica de las papas bombas".
Otra opción para suprimir la "retaguardia segura" es retirar el enmallado (La UN en Manizales no lo tiene).
Un abrazo!!!
Gabriel
Gabriel muchas gracias por tu análisis. Como vos lo decís es un asunto más geopolítico. Yo creo que la violencia de este tipo, estratégica militar, depende de una gran componente espacial. Desafortunadamente, tanto la Nacional de Bogotá, como la UdeA y la del Valle poseen algunas características que las hacen muy vulnerables a ser retaguardia segura.
EliminarHola
ResponderEliminarNo olviden el chiste de vender el sofá para acabar con la infidelidad de la esposa.
Lo que tenemos que pensar en este problema es la causa de los disturbios y los agentes que los determinan: los encapuchados aprovechan esas condiciones "propicias" para crear el caos.
¿Por qué en otros países no se dan estos episodios, teniendo ciudades universitarias todavía más grandes?
Se debe atacar es el foco de este desorden y violencia sin violar los derechos humanos. La U. de A. tuvo paz unos años porque los paramilitares mataron y sacaron corriendo a los de la otra extrema. Pero ese no es el camino. En Cuba me dijeron que si un estudiante pintaba un muro de la universidad con un letrero político, lo metían preso. Acá se requiere la judicialización y la aplicación de las normas universitarias y las leyes colombianas. Eso se logra con inteligencia, con voluntad política y aprovechando el inmenso respaldo que todos los estamentos brindan para proteger y no dejar desprestigiar a la universidad pública.
Que las vías, el tamaño y la indiferencia del Rector ayudan o propician esos fenómenos es algo indiscutible. Pero no podemos hacer propuestas donde la cura sea más costosa que la enfermedad.
Sobre las causas reales se puede especular mucho. Yo estimo que los encapuchados son agentes políticos de otros movimientos externos y no responden a intereses directos de los estudiantes; por eso actúan sin su apoyo e incluso contra su voluntad.