domingo, 17 de abril de 2011

Al que tiene se le dará: La financiación de las universidades de élite en Estados Unidos

Estudiando y trabajando en universidades públicas, he sentido como estas enfrentan la constante presión de buscar el reconocimiento de su rol en la sociedad, y tratar de demostrar por qué la inversión en educación pública superior no es un desperdicio. Esto ocurre especialmente cuando hay un cambio de gobierno, y la asignación del presupuesto reaviva los debates sobre cómo debería ser su financiamiento y el logro de sus objetivos. Allí las universidades echan mano de sus investigaciones, publicaciones, y como último recurso, de su misión constitucional, con el propósito de al menos defender el statu quo. Por otro lado, algunos sectores de la sociedad hartos de las protestas violentas, la incursión de encapuchados armados, el expendio de drogas, la delincuencia común, y hasta el mismo concepto de la educación pública, afianzan sus argumentos contra lo que califican una alcahuetería.

En últimas es un problema de recursos, donde el paradigma que se supone deberían seguir las universidades públicas latinoamericanas, es el de las ricas e influyentes universidades Norteamericanas. Pero ¿por qué son influyentes? Digamos porque han podido pagar, y muy bien, la investigación, la docencia, y la extensión que las hace visibles. En el caso de la Universidad de Stanford usando tres fuentes de recursos fundamentales: las matriculas (18%), la investigación patrocinada (32%) y la venta de servicios y retornos por inversiones (50%). Dentro de estos ingresos, es necesario identificar la importante contribución que hacen las donaciones con un 18% de los ingresos totales en en 2009.

Cito el caso de la Universidad de Stanford, pues es la universidad que al 2009 estaba en el primer lugar del top 20 de las donaciones, unos $640.11 millones de dólares, el equivalente aproximado al 125 % del presupuesto de toda la Universidad Nacional de Colombia, y el 515% de la Universidad de Antioquia en el mismo año. Es decir, con lo que recibe la Universidad de Stanford vía filantropía, en Colombia podríamos pagar un año de funcionamiento de la Universidad Nacional con todas sus sedes, y 5 Universidades de Antioquia. La filantropía es uno de los motores de universidades tan prestigiosas como Harvard, Cornell, Pennsylvania, John Hopkins, MIT, etc.

Si quisiéramos que las universidades públicas latinoamericanas se asemejasen a las instituciones Norteamericanas, tendríamos que emular además su política para captar y administrar donaciones, las cuales no sólo benefician a la universidad sino al donante. Las donaciones son a nivel mundial una de las fuentes de ingresos y prestigio más importantes con las que cuentan para su funcionamiento las universidades. En Colombia, Instituciones como la Universidad de los Andes, la Universidad de la Sabana, y Uniminuto, han logrado fomentar esta fuente de ingresos que demandan resultados y una ejecución responsable. Por su parte, la Universidad Nacional de Colombia ofrece un portal en el cual invita a sus egresados a donar. Esto es un gran avance, y ojalá motive a la creación de una cultura de la donación hacia el resto de las universidades públicas.

3 comentarios:

  1. Interesantes cifras. Comparto plenamente esa visión de que parece que la universidad pública en Colombia padeciera de enanismo, cada vez que se plantea un PND sufre por tratar de hacerse visible ante una sociedad a la que poco le importa. Al parecer hay algo que le falta al modelo educativo universitario público colombiano, algo que hace que los recursos que se destinan para su financiación, no se tomen como inversión sino como gasto. Es muy interesante la figura de la donación, sin duda debe explorarse esta opción, sin embargo el problema esta en la inadecuada ponderación que se le ha dado a los logros de la universidad, de la universidad pública en Colombia, quizá si las comunidades conocieran a la universidad, a los universitarios, esto sería distinto, los programas de extención de la universidad no deberían enfocarse a conseguir recursos, su única preocupación debería ser poder irrigar su entorno con las ventajas de los conocimientos científicos y culturales, desarrollados y estudiados en las aulas, es posible que la pertinencia se refiera a esto, a la capacidad de satisfacer demandas sociales y transformar las condiciones materiales de vida de las personas, y no solo a satisfacer los requerimientos del mercado laboral, la universidad como formadora de empleados competentes no es más que un sistema subutilizado, que deslegitima su razón de ser.

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  2. Es posible que las donaciones se conviertan en un mecanismo que aporten a la financiación de las Universidades públicas, pero para nuestro caso sería un esquema por implementar y un reto de varios años para llegar a ese 18% de Stanford, el cual para la Universidad Nacional sería algo así como 150mil millones de pesos, o para el caso de la Universidad de Antioquia algo así como 90mil millones de pesos.

    Pero el problema actual es evidente, luego de una década de exigencias y promesas para obtener la ampliación de cobertura, basados en la eficiencia forzada sin ampliación de plazas docentes ni administrativas.

    Urgen soluciones políticas que logren efectos en el corto plazo para sostener la ampliación de cobertura con la calidad que se pretende y esto se logra, en buena medida, a través de presupuesto.

    Creo que no está demás que a la par se trabajen temas como los de las donaciones, la extensión u otras formas a las que ya nos hemos visto abocados a recurrir o tal vez un nuevo parafiscal, pero lo urgente ahora es encontrar una pronta solución por la vía política y presupuestal, la cual sea garantía para los próximos cuatro años.

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  3. Hola Sebastian, seria bueno que los grandes grupos del pais destinaran parte de los recursos de sus fundaciones a educación superior y ademas patrocinaran laboratorios e investigaciones, así como investigadores

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